sábado, 24 de noviembre de 2012

Cosas de blogs


En su espacio pintaracuarela, excelente blog dirigido por Noemí González, inquieta artista vasca, actualmente vocal de la Asociación de Acuarelistas Vascos, ha escrito un post sobre esta iniciativa acuarelistas y concretamente sobre la encuesta que contiene, lo cual ha provocado un transitorio aumento significativo en el movimiento de visitas, así como un incremento proporcional en el número de encuestas cumplimentadas.

Todo ello refleja indudablemente un interés latente entre los compañeros acuarelistas, pese a estar sometidos a tantos factores adversos que planean sobre cada uno de nosotros.

Esta reacción de interés tranquiliza en buena parte mi conciencia, que en algunos momentos advierte algún interrogante respecto a la eventual pérdida del propio sentido de la realidad, al seguir erre que erre insistiendo en una iniciativa que concierne solamente al ámbito de lo pictórico, en una de sus expresiones técnicas, la de  la acuarela, mientras son tantos y de tal envergadura los problemas que nos rodean.

Nada más lejos de mi ánimo que pretender apartar la atención hacia cualquiera de estos problemas reales, como también de centrarla selectivamente en éllos. En todo caso, pienso que todos necesitamos compensar de algún modo tanta tensión, a todos nos conviene procurar motivos para seguir adelante en nuestras actividades, especialmente todos aquellos que, sin ser onerosos, nos resultan gratificantes.

Puedo asegurar que a nivel personal me está resultando muy agradable tener la ocasión de intercambiar palabras con tantos amigos acuarelistas, unos mostrándome su satisfacción y agradecimiento, otros que me insinúan  cierta perplejidad y alguno que otro en abierto desacuerdo con la idea nuclear de la iniciativa, mi tozuda insistencia en una mejora sistematizada de conocimientos  en el seno de nuestras agrupaciones.

Sin embargo, todo se vuelve positivo cuando se actúa desde la libertad y con respeto. 

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Mientras tanto, la proposición en marcha está siguiendo su curso en el seno de las principales agrupaciones, que de forma activa o pasiva reflejarán sus posicionamientos en estas últimas semanas del año. 

Casi sin pretenderlo, ello coincidirá en el tiempo con los plazos previstos para la finalización de la encuesta.

Quiero agradecer una vez más el interés y apoyo que estáis dando a este proyecto, que compensa con creces el esfuerzo y el tiempo que le dedico, lo que hago con total satisfacción.

Y finalmente, gracias también a la propia Noemí, que ha propiciado esta última ola de encuestas.
Parece increíble que estos nuevos instrumentos de la comunicación, especialmente cuando se tratan con suficiente rigor y profesionalidad, tengan tanto impacto en cualquier rama de nuestra actividad.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Caudete: nuevas técnicas en acuarela


Dentro del mundo de los acuarelistas el nombre de Caudete nos resulta muy familiar desde que hace más de diez años empezó a ser sede de importantes Concursos  Nacionales de Acuarela, convocados anualmente con rigurosa puntualidad y dotados de un indiscutible atractivo, tanto por sus propias condiciones económicas como por la conocida exigencia artística de sus jurados. Ello ha provocado una participación masiva que hizo inevitable la selección previa de las obras, para adecuarse mejor al espacio asignado.

A lo largo de todos estos años han figurado entre sus galardonados los más prestigiosos acuarelistas, procedentes de todos los rincones del país.

Esta actividad de la población manchega gira especialmente alrededor de un nombre, el de Rafael Requena, insigne acuarelista que ha dado nombre a su activo Museo de la Acuarela, dedicado a la promoción de la técnica acuarelística, que la difunde desde la edad escolar.

No satisfechos con los certámenes antes citados, hace un par de años pusieron en marcha otra iniciativa complementaria, esta vez con la  mirada puesta en la innovación  a través del uso de nuevos recursos técnicos, iniciativa concebida como bienal cuya segunda edición está teniendo lugar durante la primera quincena de noviembre.

Bajo el sugerente título de Acuarela y algo más, consiste en una invitación a la creatividad  y a todo género de modificaciones técnicas,  de distinto grado de transgresión respecto a las normas contempladas en el modo tradicional de practicar la acuarela.

La exposición, en la que pueden contemplarse diferentes tipos de manipulación del  propio soporte, otras que afectan a los pigmentos y forma de aplicarlos, así como a diversos fluidos usados como aditivos junto al color o para ser mezclados con le agua, permite ver también algunas obras realizadas con menor transgresión, siempre que estén dotadas de lenguajes no convencionales, en algún caso ciertamente novedoso.

Para redondear los resultados, se han incluído un grupo de artistas invitados, a los que se añaden diversas demostraciones por parte de otros artistas, siempre captados desde los ámbitos donde residen los acuarelistas inquietos, como así debe ser si se pretende una verdadera renovación de la técnica.


Aunque el sentido de este post es el reconocimiento y homenaje a la labor de difusión y reconocimiento de la acuarela que está realizando esta modesta población manchega, no podemos dejar de nombrar los artistas merecedores de las Medallas 2012, que han sido Alberto R. de Burgos, Antonio Tapia y Ana Sánchez Trujillo, medallas de oro, plata y bronce respectivamente.


 

Felicidades a todos ellos y larga vida a estas iniciativas nacidas alrededor de una persona que dedicó sus mejores energías al cultivo de la acuarela, la del maestro Rafael Requena, en cuyo Museo puede admirarse una gran colección de sus trabajos, desde sus inicios hasta su etapa final.

jueves, 1 de noviembre de 2012

En defensa del soporte

Tengo la impresión de que muchos acuarelistas sentimos una especial debilidad ante la blanca superficie de los papeles usados para pintar, tan variados en grano, textura y gramajes.

Sé de algunos, los más inquietos, que no respiran tranquilos hasta que han probado con rayas y manchas cualquier tipo de papel caído en sus manos con etiqueta de nuevo.

Si bien es cierto que demasiadas veces no logramos sino empeorar su aspecto tras haberlo pintado con mayor o menor acierto, en general siempre se encuentran zonas que se han enriquecido tras el paso de nuestros pinceles o esponjas. Para ello debemos conocer sus características, sus limitaciones, su nivel de tolerancia hacia nuestra manipulación, ser capaces de reconocer cuándo empieza a sentirse cansado de nuestros insistentes desaciertos.

Si sabemos ser sus amigos, el papel nos regala todo tipo de placeres, nos permite incluso ciertas libertades, tales como hacerle cosquillas, surcarlo con suavidad o con rápida firmeza, restregar con fuerza sus fibras superficiales, lavarlo por completo de nuevo una vez pintado, enmascararlo parcialmente para que no se dé cuenta de nuestra inseguridad, de nuestros miedos descriptivos, o bien anegarlo de agua o salpicarlo de gotas multicolores sin recibir de él la más minima queja.

Como la imaginación humana no suele ser fácil de saciar, algunos no se conforman con todo ello y le añaden papeles enganchados mediante colas de distinto poder, tratando de conseguir texturas y grosores que den nuevas riquezas y volúmenes a unas obras que son casi siempre de concepción plana, con cierta fotofobia y especial aversión al volumen expresado con la iluminación.

Otros lo arrugan y pliegan sin contemplaciones, a veces antes de ser pintado, con voluntad decidida de cambiarle su aspecto primitivo. O lo rasgan, delicadamente o tras un decidido tirón, siempre controlado,  en un vano intento de descubrir sus entrañas, de extraer así su misterio o,  por el contrario, conjurar algún maleficio  o transferirle nuestro dolor más profundo.
Confieso que siempre he percibido alguna forma de violencia cuando contemplo las pequeñas o grandes torturas del papel. Su posterior reparación, en forma de sustancias adhesivas o de suturas, no siempre se produce, probablemente porque el artista cuenta distintos tipos de historias. Que probablemente también son distintas a las expresadas en los cortes, cuchilladas y pinchazos recibidas por lienzos y otros soportes durante algunas  lejanas vanguardias que ya no lo son.

A pesar de todo, personalmente respeto estas agresiones al soporte, deseando que no haya sido en balde el sufrimiento.  Y acto seguido añado otro deseo más comprometido, al menos para mí. Que las suaves pinceladas no sean pretexto para otra forma de tortura silente del papel mancillado, el registro plano que transita entre el ridículo y la mediocridad.