Siguiendo las previsiones del último post, éste es el contenido del primer tema que se desarrolló en las Jornadas de Acuarela de Priego. Tal vez fuera mejor haber fragmentado el texto, pero de este modo es más completo.
“¿QUÉ HACE UNA PERSONA COMO TÚ EN UN SITIO COMO ÉSTE?”
¿Por qué pinto, por qué pinto esto, por qué pinto esto así?
¿POR QUÉ PINTO?
Ésta es la primera gran pregunta que debería hacerse todo artista y que demasiadas
veces ni nos la llegamos a plantear nunca. La respuesta a esa pregunta nos puede
aclarar bastantes cosas y anticipar algunas otras.
A pesar de su incomodidad, os invito amablemente no solamente
a que os la hagáis, sino también a que tratéis de responderla, no necesariamente
de forma incmediata.
Conviene hacerlo sin prisas ni ansiedad, con calma y
serenidad, puesto que no siempre será fácil la respuesta.
También sin miedo, ya que siempre estaremos a tiempo de modificar la
posición y si es necesario matizarla tras aportar nuevos elementos de juicio. Casi
todo es modificable, incluso al
hablar de una técnica como la acuarela, que desde siempre se ha asociado con la
dificultad o imposibilidad de corregir errores, que como ya sabéis los más
expertos, no es del todo cierto.
Como es lógico, convendrá hacerla
con toda la sinceridad posible y con
la máxima seriedad, evitando
respuestas triviales, como puedan ser “porque me apetecía”, “porque lo pasamos
bien”, “porque es la única afición que tengo”, etc.
Evitando la tentación de la superficialidad, que nos suele mover a cierta condescendencia,
a menudo útil para resistir contratiempos iniciales. También un exceso de rigorismo que supone plantear el dilema
como una cuestión trascendental, de vida o muerte, con tensión difícil de mantener
durante mucho tiempo.
Si al pensar sobre el tema surge
la percepción de que el deseo de pintar obedece a verdadera necesidad interior, os podéis considerar privilegiados.
Otras veces puede ser menos
radical, quizá solamente la percepción de tener una evidente aptitud estética y plástica, facilidad
para el dibujo, combinar colores, etc. Tal sentimiento tampoco es poca cosa, especialmente en los
tiempos actuales, poco proclives a la lírica.
Constatar vivencias positivas durante el ejercicio de la actividad pictórica
o más aun, a la vista de los resultados obtenidos, constituyen indicios
favorables. En este punto debemos desligar
aquellos aspectos que tienen que ver con la simple sociabilidad o afinidad hacia el grupo con el que se pinta.
Otras veces será el hecho
objetivo de haber cursado estudios
artísticos, tal vez universitarios, lo que supone haber adquirido ya una
profesionalidad, la más reglamentaria posible, en cuyo caso únicamente cabe
plantearse la pregunta a modo de confirmación, actualización.
“A quien
pinta algo le pasa”. Desconozco de quien fue la ocurrencia, que no es sino caricatura
de una realidad, que la actividad artística siempre ha sido siempre una dedicación
algo especial, llena de misterio. Tal observación está apoyada por los rasgos y
comportamientos personales de los artistas más famosos, casi siempre poco
convencionales. Como la actitud que ha dado pie a la expresión pintar por amor al arte, que alguna
realidad debe contener.
La tendencia a la originalidad o
hacia las actitudes excéntricas, no
dejan de ser un simple cliché adjudicado a los artistas, por lo que no parece tratarse
de una condición necesaria. Con seguridad resulta más decisiva la inquietud, el ánimo creativo, cierta
revisión permanente de la realidad, tendencia a la novedad, que no ha de ser forzosamente transgresora.
***
Una vez percatados de que tenemos
motivos razonables para pintar,
siempre estamos en condiciones de acrecentarlos, desarrollando nuevas capacidades,
lo que puede obtenerse de diversas formas:
-con la lectura o el estudio de temas relacionados con el arte.
-con la simple observación, como pueden ser visitas a museos y exposiciones
de arte.
-ejercitando conscientemente la búsqueda de los colores, tratar de descubrirlos
en cualquier momento, sea cual sea el lugar que contemplamos, los verdes del
parque, la arena de una playa o el interior de un edificio, etc.
-cultivando inquietudes abiertas a la novedad, planteándose dificultades progresivas y retos nuevos,
bien sea en cuanto a temas cultivados, tamaños, colores de nuestra paleta, etc.
-cultivando otras artes, como pueden ser la fotografía, el cine, la literatura,
la música, etc. que no dejan de tener muchos puntos en común con la
pintura.
¿POR QUÉ PINTO ESTO?
También es conveniente plantearse
los motivos por los que pintamos unos temas y no otros.
En primer lugar tendemos a pintar
las cosas que vemos, las que tenemos alrededor
nuestro, que tienen la ventaja de sernos más conocidas y familiares, con las
que inevitablemente se acaba estableciendo vínculos emocionales.
También podemos pintar todo aquello que nos gusta, lo que nos
permite experimentar ya un cierto goce durante el propio proceso pictórico. O lo
que nos conmueve, lo que nos
despierta emociones diversas, como pueden ser la nostalgia, la ternura, el
amor. Y como contraposición, también lo que es capaz de producirnos alguna
perturbación, ira, rabia, etc.
Otras veces puede ser aquellos
temas que gustan más a nuestros familiares
y amigos, con lo que obtenemos su aprobación, siempre gratificante, como también
un mayor o menor grado de éxito social,
que permite ser compartido con los demás.
A nivel profesional podríamos
añadir lo que se vende mejor. Es bien
conocida aquella frase que sirve para distinguir a los auténticos artistas, que
venden lo que pintan, de los que no lo son, que pintan lo que venden. Aunque tampoco
sea necesario adoptar actitudes tan radicales como las de un amigo que si vendía
con facilidad alguno de los temas que pintaba, procuraba no pintarlos más, porque
entendía que algo nocivo debían contener dichas obras. Y se trata de un gran acuarelista catalán.
La repetición continua de obras o temáticas muy similares no suele ser
enriquecedora, salvo de forma transitoria durante la fase de formación y
estudio mediante ejercicios.
En principio, es recomendable una
diversificación progresiva en cuanto
a temas. De tal modo se alcanza una experiencia más amplia y mayor dominio de
las gamas cromáticas, que siempre serán más distintas entre una marina y un paisaje que entre dos
interiores, por ejemplo.
También es verdad que resulta
útil cierto grado de especialización,
o dicho de otra manera, una razonable repetición de temáticas parecidas entre
sí, porque supone cierta profundización en el tratamiento técnico, valorado
como un signo de profesionalidad. Tal ocurre en las series, como suelen cultivar habitualmente numerosos artistas de
primera línea.
Siempre es deseable observar una
cierta coherencia en los planteamientos
de cada artista, de modo que puedan compatibilizarse variedad de obras con
cierto rigor intelectual.
En general se espera que la obra
de un artista serio muestre algún signo de evolución
estética, bien sea por temática,
lenguaje, tratamiento técnico, evolución que suele constar de una fase inicial ascendente y otra final decadente, de inclinaciones
distintas para cada artista.
Si al valorar el conjunto de la
obra de un artista, se consiguen reconocer
épocas o rasgos de la propia trayectoria existencial
personal, a través de huellas que imperceptiblemente se van dejando, podremos concluir
que el trabajo ha sido plenamente satisfactorio.
¿POR QUÉ PINTO ESTO ASÍ?
Esta pregunta tiene una estrecha relación
con la anterior, formando un tándem crucial para nuestros futuros pasos artísticos.
A nivel personal es la pregunta
que me atrae más, por los múltiples
interrogantes que es capaz de suscitar al observador externo. Nada me gustaría tanto
como ser capaz de construir un test
que permitiera la aproximación objetiva al misterio escondido en la mente de
cada individuo, en virtud del cual responde a la provocación pictórica con uno
u otro lenguaje. No por ningún deseo de controlar a nadie, sino simplemente ayudar
a encontrarse con lo auténtico.
Para que pueda darse una efectiva
elección libre entre diferentes formas de pintar se necesita disponer de un determinado
nivel de conocimientos, al que se
puede acceder de múltiples formas, bien
a través de libros, conversaciones con otros artistas u cualquier otro método
que nos permita enfrentarnos a diferentes opciones.
En cierto modo podríamos decir
que se pinta como se es, con todas
nuestras mejores virtudes y con aquellos defectos que podamos tener. Si se
pinta con naturalidad, aun sin pretenderlo, se verán reflejados en nuestra
pintura rasgos de nuestro carácter, talante, temperamento, desde el equilibrio hasta
nuestra propia inestabilidad. En tal sentido es posible que algún tipo de test
psicológico pueda ayudar a encaminarnos hacia una respuesta acertada o
aproximada.
Para ello habría de indagarse con
todo respeto nuestras preferencias
personales alrededor de temas contrapuestos, como algunos de los que se plantean
a continuación:
Figuración vs no figuración.
Necesidad de descripción vs sentido y concepto.
Predilección por las formas concretas o por las ideas abstractas.
Prioridad de lo objetivo o de lo subjetivo.
Preocupación por la forma o por la emoción.
Alta resolución descriptiva, detallismo o
síntesis.
Sensualidad o moderación.
Corporeidad vs inmaterialidad.
Opción por la línea o por la mancha.
Formas geométricas o formas biológicas.
Preocupación por el volumen o por la superficie plana.
Opción lumínica o no lumínica,
de menor contraste.
Opción colorista o no colorista, más agrisada.
Preferencia por el equilibrio o por la tensión.
Preferencia de la armonía o de la
disarmonía.
Afinidad por lo proporcionado o por la
deformidad.
Respeto por el canon clásico y punto áureo o ruptura
con ellos.
Conformismo o transgresión.
Regularidad en el trazo vs
gestualidad.
Previsibilidad vs sorpresa y aleatoriedad.
Regularidad temática vs polimorfismo
justificado.
Opción por el paisaje exterior o por la introspección.
En función de los resultados
obtenidos podrían anticiparse los lenguajes plásticos adecuados para cada
artista, su ismo personal. Posiciones
próximas a la abstracción, al realismo, hiperrealismo, luminismo, impresionismo,
expresionismo, minimalismo, etc.
Entretanto, mientras no se
consiga un test predictivo eficaz, nos conformaremos con practicar el antiguo
consejo: Nosce te ipsum, conócete a ti mismo. Sin desasosiego ni obsesión.
***
Por que pinto: porque amo los colores, porque el olor de un buen oleo es incomparable, las gamas dentro de la paleta de acuarelas es infinita, porque no concibo un mundo sin color..
ResponderEliminarPorque lo recibi desde muy chica en la casa de mi Tia entre oleos Acrilicos y Acuarelas.
Pinto porque es mi forma de ser feliz!!!!!