Enseñanza, Maestros y Alumnos.
Nadie duda que los maestros de la
pintura han sido en todo momento una fuente de aprendizaje muy valiosa, a
través de la atenta observación de su propio quehacer artístico por parte del
espectador avispado. Si, además, dichos maestros poseen dotes pedagógicas suplementarias,
es evidente que un contacto regular con ellos creará inevitablemente escuela
entre los alumnos más aventajados.
Si esto ha sido siempre así para
la Pintura en general, no iba a ser distinto al tratarse de la enseñanza de la
Acuarela. Todos nosotros tenemos en la cabeza los ejemplos vividos en las
últimas décadas y en la propia actualidad.
Se impone, sin embargo, hacer
algún tipo de distinciones, tanto en lo referente a profesores como a los
propios alumnos.
Entre los alumnos hay los recién iniciados
y otros con muy diferentes grados de experiencia, tantos como personas. Entre
los maestros tampoco son todos iguales, ya que mientras algunos son más
académicos y polivalentes, otros son más singulares por su forma personal de
pintar y su propio temperamento.
Pues bien, es razonable sostener
que cuanto menor sea la experiencia del alumno, más neutral y polivalente
deberá ser su profesor y la enseñanza que reciba, ya que en caso contrario lo más
probable es que el aprendizaje degenere en puro seguidismo formal, no recomendable
para la adecuada maduración del que aprende, fácilmente sustituida por
manierismos y tics, que pueden ser bastante difíciles de eliminar.
Lo ideal es una formación
polivalente que permita conocer y dominar distintos tipos de recursos técnicos,
lo que permitirá una posterior dedicación a diferentes tipos de temas hasta
alcanzar el propio estilo. La racionalidad reclama ir de lo general a lo
particular, de lo genérico a lo singular, a ser posible de una forma progresiva
y consciente, en la medida que vayan surgiendo nuevas necesidades.
Son motivos suplementarios que subrayan la
conveniencia de implantar en nuestras Agrupaciones una decidida sistematización de conocimientos,
así como de un método académico, lo más neutral y polivalente posible, para respetar mejor la maduración artística de los alumnos.
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Con estos comentarios cierro esta primera tanda de reflexiones, que han girado siempre sobre aspectos relacionados con el mundo de la Acuarela, nuestra particular devoción. En el próximo post se volverá a hablar de la propia iniciativa Acuarelistas. Gracias por vuestra atención.
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