Lo personal y lo colectivo
Defiendo compatibilizar una sana competitividad personal basada en la
propia singularidad personal, una mezcla equilibrada de conocimientos, facultades
técnicas, sentido estético y acierto en los temas cultivados, con el más escrupuloso
respeto a todos los compañeros acuarelistas, en la convicción de ser buscadores
de lo imposible, la acuarela perfecta.
Mostrar un sincero agradecimiento al patrimonio educativo acuarelístico
generado por cuantos nos han precedido en el tiempo, así como al de tantos artistas
contemporáneos nuestros que en estos precisos momentos siguen trabajando a lo largo
y ancho del país, aceptando con absoluto realismo y naturalidad que el todo es siempre
superior a las partes.
Considero que este tipo de actitud facilita
la motivación y la actividad en nuestra práctica diaria, el seguir siempre abiertos
a su perfeccionamiento, tratando de no descuidar tampoco algunos ingredientes de
altruismo y solidaridad hacia quienes recorren caminos parecidos, con el ánimo
dispuesto a cooperar.
Creo que debemos tratar de ser lo
más exigentes posible con nosotros mismos a la hora de distinguir entre nuestros
legítimos personalismos y las conveniencias generales como colectivo acuarelista.
Saber defender la unidad en lo más fundamental nos permitirá
ser más flexibles con los demás, evitando desavenencias innecesarias que
demasiado a menudo se convierten en divergencias, nuevas formas de sectarismo, desunión, que casi siempre
conllevan la ineficacia en la consecución de objetivos de más alcance.
No debemos en ningún momento
perder de vista que cuanto sea beneficioso
para la acuarela, más bien temprano que tarde redundará positivamente sobre
nuestra propia actividad personal.
A mayor unidad y solidez, mayor
compañerismo, mayor respeto, mayor poder de atracción, mayor participación y
mayores posibilidades de expansión.
Estas reflexiones pretenden una inmunización frente a los riesgos de
división debida al exceso de personalismo y a los distintos tipos de particularismo,
geográfico, temperamental, ideológico o de simple expresión artística, que demasiadas
veces anidan en nuestro interior y en el de nuestras propias agrupaciones.
Si es necesario, seamos generosos
a la hora de ceder o renunciar a aquellos aspectos secundarios que dificulten acciones
comunes, siempre que no resulten comprometidos aquellos más básicos que
conforman nuestra propia dignidad e identidad
artística.
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