sábado, 10 de mayo de 2014

Sobre cursos, encuentros y clases magistrales


Desde hace algún tiempo vengo observando una proliferación creciente de encuentros, cursos, jornadas, fines de semana, simposios, etc. todos ellos centrados en la acuarela, promovidos tanto desde los ambientes propios de las agrupaciones o sus inmediaciones como de múltiples iniciativas personales de algunos acuarelistas, en general los más expertos, inquietos y dinámicos, que son los capaces de movilizar las voluntades de otros muchos practicantes de la acuarela, siempre ávidos de alcanzar nuevos conocimientos y vivir nuevas experiencias.

Son tantos proyectos y tan diferentes entre sí que no pueden obedecer a una estrategia única, aunque todos tengan como denominador común el interés por el aprendizaje de tal técnica artística.

En la mayor parte de convocatorias institucionales hechas desde las propias Agrupaciones se trata simplemente de dar cumplimiento a uno de los objetivos que todas ellas comparten, escritos en sus estatutos, como es la promoción de la acuarela entre los socios y personas afines.

En el caso de las iniciativas meramente individuales, no es sino una nueva forma más, muy noble por cierto, de intentar obtener del ejercicio profesional algún tipo de beneficio, también económico, especialmente en unos tiempos de enfriamiento de la actividad ligada a galerías y exposiciones, dado el notable descenso en las ventas de cuadros.

Tales iniciativas son siempre dignas de alabanza, porque enseñar siempre ha sido y será algo hermoso. Siempre son de agradecer las dosis de altruismo y de generosidad que todas ellas contienen, en mayor o menor grado.

Dichas actividades llevan consigo una capacidad de influencia que constituye un valor añadido al proceso pedagógico. Ello es así porque los receptores quizás adoptarán algunos de los modos de hacer de quien les dirige, con lo cual se expande en mayor o menor intensidad la resonancia del docente, tanto en lo concerniente a su modelo estético y lenguaje como en la subsiguiente popularidad. Con razón se ha dicho que “no existen maestros mientras no existan seguidores”. Ni que decir tiene que nada hay de reprochable en tales dinámicas, siempre que no se utilice la presión ni la imposición, limitándose a simples proposiciones desde la libertad.

Al buscar informaciones sobre acuarela a través de Internet, se constata la presencia de una cada vez más larga lista de acuarelistas expertos, que ofrecen cursos de iniciación o de carácter más avanzado, tanto a nivel nacional como internacional,  en algún caso con una regularidad y variedad tal de escenarios -incluso intercontinentales-, que sugiere la existencia de una organización subyacente profesionalizada, capaz de ofrecer soluciones a todo tipo de problemas, también los de carácter logístico, como alojamiento o transporte. Es el caso de ciertos acuarelistas de renombre mediático, que siguen el modelo de los grandes artistas del rock, con sus Tours y giras internacionales.

En otras ocasiones se realizan actividades con un fuerte componente de espectáculo, como así ocurre en algunas colaboraciones entre acuarelistas que pintan de forma simultánea una misma obra, en general de gran formato. Son auténticos performances, demostrando una pasmosa compenetración y sin ninguna duda, grandes dosis de experiencia pictórica. Con ello se cumplen con creces nuevos objetivos, de carácter lúdico y de entretenimiento.  

***
Al analizar con más profundidad y rigor tales modos de pintar, concretamente los realizados en el transcurso de aquellas sesiones que se ha venido en denominar de modo genérico como masterclass, se advierten algunos planteamientos con componentes espurios, exhibicionistas y efectistas, que en cierta manera resultan necesarios para conseguir unos resultados que sean vistosos, lo que obliga a cierta astucia, artificio o sobreactuación, rasgos que no pueden ser considerados como deseables para una creación sincera y mínimamente seria.

De igual modo que ocurre con otras parcelas de nuestra conducta, la repetición de unos determinados tipos de actos conduce inevitablemente a unas actitudes. También en el terreno pictórico. Tengo la impresión de que las formas de actividad artística antes descritas tienden a producir, quizás inconscientemente, unos rasgos estilísticos que pueden marcar de modo indeleble la producción espontánea del artista, aquella que realiza en el silencio de su estudio, con toda la concentración mental y la libertad propia de quien no se siente observado.

Esta opinión no contradice el hecho de que en ciertos casos concretos puedan producirse verdaderos beneficios con tal tipo de influencias.

Con todo,  mantengo una cierta reserva y considero que dichas experiencias no están exentas de peligros potenciales. Porque en ellas se sobrevaloran todo tipo de recurso fácil, el trazo grueso y desenfadado, una forma de arrogancia permisiva que exalta la espontaneidad, que no tiene por qué ser necesariamente siempre acertada, a la vez que se muestra indulgente con cualquier defecto constructivo, de pincelación o de la armonía.

Sean, pues, bienvenidos toda clase de Cursos, Encuentros, Jornadas y Simposios, así como también toda clase de demostraciones prácticas de los llamados expertos. Sin ninguna duda, van a servir de acicate a todos aquellos compañeros recién iniciados y también a todos cuantos sientan necesidad de avanzar en su práctica acuarelista.

Aprendamos de ellos todos los elementos positivos que seamos capaces de encontrar, hasta el propio método de conseguir con regularidad unos resultados aceptables. Pero no dejemos de permanecer alerta ante aquellos riesgos potenciales que se han insinuado, principalmente para aquellos artistas que realizan dichas actividades con una cierta frecuencia.  

jueves, 1 de mayo de 2014

¿Qué hace una persona como tú en un sitio como este?

Siguiendo las previsiones del último post, éste es el contenido del primer tema que se desarrolló en las Jornadas de Acuarela de Priego. Tal vez fuera mejor haber fragmentado el texto, pero de este modo es más completo.

“¿QUÉ HACE UNA PERSONA COMO TÚ EN UN SITIO COMO ÉSTE?”
¿Por qué pinto, por qué pinto esto, por qué pinto esto así?


¿POR QUÉ PINTO?

Ésta es la primera gran pregunta que debería hacerse todo artista y que demasiadas veces ni nos la llegamos a plantear nunca. La respuesta a esa pregunta nos puede aclarar bastantes cosas y anticipar algunas otras.

A pesar de su incomodidad, os invito amablemente no solamente a que os la hagáis, sino también a que tratéis de responderla, no necesariamente de forma incmediata.

Conviene hacerlo sin prisas ni ansiedad, con calma y serenidad, puesto que no siempre será fácil la respuesta.

También sin miedo, ya que siempre estaremos a tiempo de modificar la posición y si es necesario matizarla tras aportar nuevos elementos de juicio. Casi todo es modificable, incluso al hablar de una técnica como la acuarela, que desde siempre se ha asociado con la dificultad o imposibilidad de corregir errores, que como ya sabéis los más expertos, no es del todo cierto.

Como es lógico, convendrá hacerla con toda la sinceridad posible y con la máxima seriedad, evitando respuestas triviales, como puedan ser “porque me apetecía”, “porque lo pasamos bien”, “porque es la única afición que tengo”, etc.

Evitando la tentación de la superficialidad, que nos suele mover a cierta condescendencia, a menudo útil para resistir contratiempos iniciales. También un exceso de rigorismo que supone plantear el dilema como una cuestión trascendental, de vida o muerte, con tensión difícil de mantener durante mucho tiempo.

Si al pensar sobre el tema surge la percepción de que el deseo de pintar obedece a verdadera necesidad interior,  os podéis considerar privilegiados.

Otras veces puede ser menos radical, quizá solamente la percepción de tener una evidente aptitud estética y plástica, facilidad para el dibujo, combinar colores, etc. Tal sentimiento  tampoco es poca cosa, especialmente en los tiempos actuales, poco proclives a la lírica.

Constatar vivencias positivas durante el ejercicio de la actividad pictórica o más aun, a la vista de los resultados obtenidos, constituyen indicios favorables. En este punto debemos  desligar aquellos aspectos que tienen que ver con la simple sociabilidad o afinidad hacia el grupo con el que se pinta.

Otras veces será el hecho objetivo de haber cursado estudios artísticos, tal vez universitarios, lo que supone haber adquirido ya una profesionalidad, la más reglamentaria posible, en cuyo caso únicamente cabe plantearse la pregunta a modo de confirmación, actualización.

 “A quien pinta algo le pasa”. Desconozco de quien fue la ocurrencia, que no es sino caricatura de una realidad, que la actividad artística siempre ha sido siempre una dedicación algo especial, llena de misterio. Tal observación está apoyada por los rasgos y comportamientos personales de los artistas más famosos, casi siempre poco convencionales. Como la actitud que ha dado pie a la expresión pintar por amor al arte, que alguna realidad debe contener.

La tendencia a la originalidad o hacia las actitudes excéntricas, no dejan de ser un simple cliché adjudicado a los artistas, por lo que no parece tratarse de una condición necesaria. Con seguridad resulta más decisiva la inquietud, el ánimo creativo, cierta revisión permanente de la realidad, tendencia a la novedad,  que no ha de ser forzosamente transgresora.
***
Una vez percatados de que tenemos motivos razonables para pintar, siempre estamos en condiciones de acrecentarlos, desarrollando nuevas capacidades, lo que puede obtenerse de diversas formas:

-con la lectura o el estudio de temas relacionados con el arte.
-con la simple observación, como pueden ser visitas a museos y exposiciones de arte.
-ejercitando conscientemente la búsqueda de los colores, tratar de descubrirlos en cualquier momento, sea cual sea el lugar que contemplamos, los verdes del parque, la arena de una playa o el interior de un edificio, etc.
-cultivando inquietudes abiertas a la novedad, planteándose dificultades progresivas y retos nuevos, bien sea en cuanto a temas cultivados, tamaños, colores de nuestra paleta, etc.
-cultivando otras artes, como pueden ser la fotografía, el cine, la literatura, la música, etc. que no dejan de tener muchos puntos en común con la pintura.  

¿POR QUÉ PINTO ESTO?

También es conveniente plantearse los motivos por los que pintamos unos temas y no otros.

En primer lugar tendemos a pintar las cosas que vemos, las que tenemos alrededor nuestro, que tienen la ventaja de sernos más conocidas y familiares, con las que inevitablemente se acaba estableciendo vínculos emocionales.

También podemos pintar todo aquello que nos gusta, lo que nos permite experimentar ya un cierto goce durante el propio proceso pictórico. O lo que nos conmueve, lo que nos despierta emociones diversas, como pueden ser la nostalgia, la ternura, el amor. Y como contraposición, también lo que es capaz de producirnos alguna perturbación, ira, rabia, etc.
Otras veces puede ser aquellos temas que gustan más a nuestros familiares y amigos, con lo que obtenemos su aprobación, siempre gratificante, como también un mayor o menor grado de éxito social, que permite ser compartido con los demás.

A nivel profesional podríamos añadir lo que se vende mejor. Es bien conocida aquella frase que sirve para distinguir a los auténticos artistas, que venden lo que pintan, de los que no lo son, que pintan lo que venden. Aunque tampoco sea necesario adoptar actitudes tan radicales como las de un amigo que si vendía con facilidad alguno de los temas que pintaba, procuraba no pintarlos más, porque entendía que algo nocivo debían contener dichas obras.  Y se trata de un gran acuarelista catalán.

La repetición continua de obras o temáticas muy similares no suele ser enriquecedora, salvo de forma transitoria durante la fase de formación y estudio mediante ejercicios.

En principio, es recomendable una diversificación progresiva en cuanto a temas. De tal modo se alcanza una experiencia más amplia y mayor dominio de las gamas cromáticas, que siempre serán más distintas  entre una marina y un paisaje que entre dos interiores, por ejemplo.    

También es verdad que resulta útil cierto grado de especialización, o dicho de otra manera, una razonable repetición de temáticas parecidas entre sí, porque supone cierta profundización en el tratamiento técnico, valorado como un signo de profesionalidad. Tal ocurre en las series, como suelen cultivar habitualmente numerosos artistas de primera línea.
Siempre es deseable observar una cierta coherencia en los planteamientos de cada artista, de modo que puedan compatibilizarse variedad de obras con cierto rigor intelectual.
En general se espera que la obra de un artista serio muestre algún signo de evolución estética,  bien sea por temática, lenguaje, tratamiento técnico, evolución que suele constar de una fase inicial  ascendente y otra final decadente, de inclinaciones distintas para cada artista.

Si al valorar el conjunto de la obra de un artista,  se consiguen reconocer épocas o rasgos de la propia trayectoria existencial personal, a través de huellas que imperceptiblemente se van dejando, podremos concluir que el trabajo ha sido plenamente satisfactorio.

¿POR QUÉ PINTO ESTO ASÍ?

Esta pregunta tiene una estrecha relación con la anterior, formando un tándem crucial para nuestros futuros pasos artísticos.

A nivel personal es la pregunta que me atrae más, por los múltiples interrogantes que es capaz de suscitar al observador externo. Nada me gustaría tanto como ser capaz de construir un test que permitiera la aproximación objetiva al misterio escondido en la mente de cada individuo, en virtud del cual responde a la provocación pictórica con uno u otro lenguaje. No por ningún deseo de controlar a nadie, sino simplemente ayudar a encontrarse con lo auténtico.

Para que pueda darse una efectiva elección libre entre diferentes formas de pintar se necesita disponer de un determinado nivel de conocimientos, al que se puede acceder de múltiples formas,  bien a través de libros, conversaciones con otros artistas u cualquier otro método que nos permita enfrentarnos a diferentes opciones. 

En cierto modo podríamos decir que se pinta como se es, con todas nuestras mejores virtudes y con aquellos defectos que podamos tener. Si se pinta con naturalidad, aun sin pretenderlo, se verán reflejados en nuestra pintura rasgos de nuestro carácter, talante, temperamento, desde el equilibrio hasta nuestra propia inestabilidad. En tal sentido es posible que algún tipo de test psicológico pueda ayudar a encaminarnos hacia una respuesta acertada o aproximada.

Para ello habría de indagarse con todo respeto nuestras preferencias personales alrededor de temas contrapuestos, como algunos de los que se plantean a continuación:

Figuración vs no figuración.
Necesidad de descripción vs sentido y concepto.
Predilección por las formas concretas o por las ideas abstractas.
Prioridad de lo objetivo o de lo subjetivo.
Preocupación por la forma o por la emoción.
Alta resolución descriptiva, detallismo o  síntesis.
Sensualidad o moderación.
Corporeidad vs inmaterialidad.
Opción por la línea o por la mancha.
Formas geométricas o formas biológicas.
Preocupación por el volumen o por la superficie plana.
Opción lumínica o no lumínica, de menor contraste.
Opción colorista o no colorista, más agrisada.
Preferencia por el equilibrio o por la tensión.
Preferencia de la armonía o de la disarmonía.
Afinidad por lo proporcionado o por la deformidad.
Respeto por el canon clásico y punto áureo o ruptura con ellos.
Conformismo o transgresión.
Regularidad en el trazo vs gestualidad.
Previsibilidad vs sorpresa y aleatoriedad.
Regularidad temática vs polimorfismo justificado.
Opción por el paisaje exterior o por la introspección.

En función de los resultados obtenidos podrían anticiparse los lenguajes plásticos adecuados para cada artista, su ismo personal. Posiciones próximas a la abstracción, al realismo, hiperrealismo, luminismo, impresionismo, expresionismo, minimalismo, etc.


Entretanto, mientras no se consiga un test predictivo eficaz, nos conformaremos con practicar el antiguo consejo:  Nosce te ipsum, conócete a ti mismo. Sin desasosiego ni obsesión.

***

lunes, 21 de abril de 2014

Jornadas de Acuarela de Priego


Como decía en el anterior post, una serie de casualidades me han brindado la ocasión de coordinar unas Jornadas de Acuarela, las de Priego de Córdoba, coincidiendo con su mayoría de edad, su 18ª edición, precisamente el año en que la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía celebra su XXV aniversario, motivo por el cual tiene el encargo de organizar el Simposio Internacional Europeo de Acuarela, de la ECWS.

Dichas jornadas están organizadas por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Priego que dirige desde hace años Miguel Forcada, experto conocedor de todo cuanto tiene que ver con dicha población, principalmente en el ámbito cultural y artístico, dentro del cual destaca el Museo Adolfo Lozano Sidro, epicentro de múltiples iniciativas alrededor de la Pintura.

He tenido el placer de saludar personalmente al Presidente de la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía, Elías J. Cañas, intercambiando con él algunas reflexiones sobre luces y sombras de la Acuarela actual, que siempre resultan interesantes.

Estas Jornadas han sido nueva oportunidad para aproximarme a los acuarelistas de a pie, que en su mayoría son ajenos al mundo profesional del arte, a pesar de lo cual iban cargados de motivación, ilusiones, cómo no también de dudas sobre el mejor modo de resolver las dificultades que se nos presentan ante nuestros caballetes.

La singular belleza de Priego, el refinadísimo barroquismo de sus iglesias, la variedad y complejidad de sus fuentes, el bullicio propio de las primeras procesiones de Semana Santa no preludiaban condiciones nada fáciles. Tampoco lo eran algunos bodegones montados en medio de luces omnidireccionales, a los que se añadían la complejidad de esas flores minúsculas, dispersas o en ramilletes, que parecen reclamar a gritos reservas con máscara y posteriores salpicaduras, ya que de otro modo son  prácticamente imposibles de resolver.

A pesar de todas estas dificultades, se ha procurado en todo momento mantener el ánimo de aquellos acuarelistas con menos horas de vuelo, que en algún momento flaqueaban en el camino, aunque éste no condujera siempre a resultados exitosos. Ya habíamos convenido en que el propio camino era en cierta manera el verdadero objetivo, como tan nítidamente han expresado tantos poetas, pensamiento que encierra grandes dosis de sabiduría humana.


Me ha sorprendido agradablemente la atención y la dedicación que mostraban ante cada uno de los trabajos que tenían entre manos, confirmando esa característica que ya ha sido comentada en alguna ocasión más en este espacio: la fascinación, la adicción que la acuarela genera entre sus seguidores.


Aun me ha sorprendido más el interés que han mostrado ante unas sesiones que se han dedicado a reflexionar en voz alta, siguiendo el hilo de unos Power Points preparados a tal fin, lo que me ha confirmado que en este tipo de Jornadas, en principio eminentemente prácticas, caben también contenidos de tipo teórico, complementarios a la realización de algunas demostraciones de unas determinadas formas de pintar, de mostrar nuestros recursos de tipo técnico, algún truco que podamos compartir…


Dichas sesiones se estructuraron en tres partes: La primera de ellas, “¿Qué hace una persona como tú en un sitio como este?”, estaba dedicada a reflexionar sobre por qué pinto, por qué pinto esto, por qué pinto así. La segunda, “Conocerla es quererla”, se trataba de una aproximación rápida a la Acuarela, con sus ventajas y sus inconvenientes. Finalmente, en la tercera, “¿Qué quiero ser de mayor?” se discurría sobre el futuro, algo así como decir “Bueno y a partir de ahora, ¿qué hacemos?”.

Aunque no pueda reproducirse el contenido de los comentarios de los coloquios posteriores, sí que se añadirán en próximas entradas los contenidos de estas sesiones.
***

Porque estoy convencido de que siempre es conveniente ser consciente de lo que hacemos. Y como es evidente que lo que hacemos depende en gran medida de lo que pensamos, hay que convenir en que pensar siempre nos va a ser útil. 

martes, 25 de marzo de 2014

De nuevo Andalucía


 
Por alguna de aquellas circunstancias de  la vida cuyo significado a veces no acabamos de percibir, el acento andaluz al que me refería en uno de los recientes posts, también me ha alcanzado en lo personal, al haber sido invitado a las XVIII Jornadas de Acuarela en Priego de Córdoba,  que tendrán lugar durante la primera quincena de abril.
Se trata de compartir durante tres días la actividad pictórica junto a un grupo de acuarelistas que se inscriben para conocer distintas formas de concebir o practicar esta técnica, con el fin de ir así perfeccionando conocimientos.
En mi caso no son previsibles novedades extraordinarias, menos aún transgresoras ni de tipo vanguardista, sino más bien una práctica dentro de la absoluta ortodoxia, opción que escogí desde el principio y que posteriormente fui confirmando tras realizar más obra y reflexionar. En realidad, siempre ha sido la actitud que he defendido, tanto en el ámbito artístico como en cualquier otra faceta de mi vida, también la profesional: actuar con toda seriedad y rigor, evitando así la superficialidad en sus múltiples variantes, como puedan ser los vaivenes emocionales, cambios inesperados de criterio o, dentro del ámbito artístico, caer en un mimetismo indiscriminado.
Si el contenido de las sesiones que estoy acabando de preparar fuera de suficiente interés para los compañeros que allí las escuchen, con toda seguridad las incorporaré a este mismo espacio a lo largo de las próximas semanas. En el fondo, muchos de los pensamientos que allí se expondrán, probablemente ya han sido comentados aquí con anterioridad, desde idénticos o parecidos ángulos.

En el plano personal encuentro estimulantes estas formas de actividad artística, ya que no deja de ser una manera eficaz de sensibilizarte más, de sentirte cogido por las solapas para que te pronuncies, lo cual ayuda a salir de cualquier letargo o ensimismamiento en el que pudieras encontrarte.

 
Casualmente, mis dos últimas exposiciones individuales han tenido lugar en Málaga, en la Galería Benedito. Otras muestras de carácter colectivo han sido vehiculizadas también desde Chiclana (Cádiz) a través de la Galería María Aguilar, tanto en NovoSanctiPetri como en la Feria de Irún y en la Feria de Estrasburgo 2013.
 
Otra última, colectiva junto a un escogido grupo de pintores, también ha tenido lugar en Galería Zubias de Granada, en la que tuve el honor de participar junto al admirado acuarelista granadino Galán Polaino, del que me complace mostrar dos de sus  excelentes acuarelas.
 

 

Celebro que esto haya ocurrido justamente en este año 2014, en el que tienen lugar toda una serie de eventos artísticos que giran alrededor de la Acuarela y que tendrán su culminación justamente en Córdoba a mediados de octubre, con la Exposición InternacionalSimposio Europeo de la ECWS, que con toda seguridad constituirá todo un gran éxito, tanto en cuanto a participación como en calidad, como merece el esfuerzo realizado por la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 19 de febrero de 2014

Aprovechando la tecnología



Todos somos conscientes del creciente impacto que las modernas tecnologías operan sobre nuestros diarios hábitos de vida. La evolución imparable de los ordenadores, provistos de unos procesadores cada vez más rápidos, paralela a la de sus sistemas operativos, posibilitan el uso de programas y aplicaciones que cubren cualquier parcela de nuestra actividad, tanto laboral como de entretenimiento.
Con cierta frecuencia los artistas, en cuanto seres con unos valores diferentes a los meramente prácticos y utilitaristas, a menudo reacios al uso racional de nuestra mente, más proclives a un tipo de pensamiento mítico o mágico, a experiencias próximas a lo esotérico y a cierto grado de transgresión o desvarío, hemos mirado con recelo los progresos tecnológicos, con actitud de desconfianza, pereza o envidia.
También es cierto que en muchas otras ocasiones no ha sido así, especialmente entre los artistas que se dedican al diseño gráfico y a la ilustración, cuyo reconocimiento público es proporcional a su introducción en los medios de comunicación, que siempre han ido a la par de la tecnología audiovisual más puntera, liderada por Apple en el ámbito informático.
En cualquier caso, la avasalladora generalización del ordenador y de los infinitos gadgets que se mueven alrededor de la telecomunicación, pantallas planas  y tablets, han facilitado de un modo absoluto nuestra comunicación actual, con una celeridad que hubiera sido imposible de prever hasta hace muy pocos años.
Aparte del impacto sobre la comunicación directa, también el acceso a internet y a sus fuentes informativas, prácticamente ilimitadas, nos abre un potencial inimaginable de actividades. 
Si nos armamos de suficiente dosis de paciencia, si tiramos acertadamente de los hilos que van apareciendo sucesivamente ante nosotros en nuestro proceso de búsqueda, tendremos acceso a un sinfín de datos, como pueden ser las distintas maneras de entender la pintura -la acuarela en nuestro caso-, de tantos artistas diseminados por todo el mundo. Podemos así observar sus modos de hacer, lo que nos permitirá adoptar aquellos aspectos técnicos de su interpretación pictórica que nos resulten especialmente interesantes. Será más fácil si ya se dispone de cierta experiencia, porque nos permite intuir mejor las dificultades concretas que han debido vencer en cada caso tales artistas.
 
Por mi parte no encuentro ninguna objeción especial que oponer a tales métodos de acceso al conocimiento. Tal vez sí que pueda haberla en caso de limitarse exclusivamente a copiar con el máximo detalle los procedimientos, temáticas y formas de composición que muestren rasgos muy específicos, a los que no se accede sin una excesiva dosis de oportunismo o de impostura.
La disponibilidad total y la rapidez en el intercambio de experiencias, prácticamente inmediata en la actualidad, constituye un progreso revolucionario. La capacidad de colaboración mutua entre artistas de diferentes países, compartiendo disciplinas idénticas o complementarias, son aperturas hacia nuevas posibilidades en el futuro, quizás más apropiadas en los ámbitos del diseño - que permite un mayor trabajo en equipo- que en la producción pictórica propiamente dicha, más individualista y personal.
Formas parecidas de colaboración ya se han llevado a cabo entre otros tipos de artistas, como por ejemplo los músicos, compartiendo programas secuenciadores y ficheros de audio.

Comentario aparte merece el mundo de la edición de imagen, de la que posiblemente muchos de vosotros seáis ya grandes expertos. Como secuela inevitable de la fotografía digital han ido  apareciendo multitud de programas editores, entre los que ya desde sus comienzos destacó el conocido Photoshop. Todos ellos disponen de interminables colecciones de plantillas, listas de parches, filtros, pluggins, etc. que permiten cualquier posibilidad de expresión gráfica.
En mi opinión, todavía no hemos tomado conciencia de las potencialidades que se abren ante  los estudiantes de arte en cuanto al desarrollo de su proceso creativo personal.
 
La simulación de determinados lenguajes, la aplicación de deformaciones buscadas con toda intención, la adición de texturas, así como las infinitas modificaciones cromáticas que tenemos al alcance de un simple clic del ratón, permiten una interminable cadena de propuestas que solamente esperan la suficiente capacidad intelectual para seleccionarlas y cierta eficiencia en la gestión del tiempo, este material tan imponderable como valioso.
Poder guardar fácilmente los resultados parciales convincentes obtenidos a lo largo de cada proceso nos permitirá su posterior consulta, así como reflexionar sobre ellos para consolidar los hitos del camino que hemos recorrido. Todo ello sin ningún consumo de material, soporte ni pigmento, que siempre son costosos. El avance potencial puede ser considerable. Es lógico  que con posterioridad, o previsiblemente de forma simultánea,  habrán de transferirse todas las experiencias y descubrimientos hacia los soportes físicos utilizados habitualmente, con la técnica que juzguemos más apropiada, que en nuestro caso será la acuarela.
Todos los argumentos esgrimidos constituyen poderosos motivos para defender el uso de este arsenal que el progreso ha puesto a nuestro alcance, que si se sabe usar con cierta pericia nos abrirá nuevas puertas a nuevos espacios, tanto en el plano individual como en el colectivo, sin que tenga por qué interferir negativamente en nuestro más íntimo proceso creativo artístico.

martes, 7 de enero de 2014

2014 tendrá acento andaluz


 
Por fin hemos entrado ya en 2014, que en términos acuarelistas tendrá un acento andaluz, ya que va a tener especial relevancia la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía, que celebrará este año sus pletóricos 25 años de vida.
Con tal motivo se están planificando toda una serie de actos que tendrán como principal protagonista a la Acuarela y que según la información de que dispongo son los siguientes:
 
 
Exposición Itinerante de Acuarelas “25 Aniversario” (“25 años, 75 acuarelistas”), que recorrerá las 8 capitales de provincia andaluzas durante 2014: Sevilla. Jaén, Málaga, Almería, Granada, Cádiz, Córdoba y Huelva.

Edición de un número especial de la revista anual “Acuarela Información”, que irá acompañada de un DVD conmemorativo con los catálogos de exposiciones realizadas en los últimos 25 años, números de “Acuarela Información” y fotografías de actividades.

XII Encuentro Andaluz de Acuarela, a celebrar en Ronda los días 28 de febrero, 1 y 2 de marzo de 2014.


17 Exposición y Simposio Internacional de Acuarela de la ECWS (Confederación Europea de Sociedades de Acuarela), que tendrá lugar en Córdoba en la segunda quincena de octubre de 2014.
 
De todos estos actos podréis estar puntualmente informados a través de los datos adicionales suministrados por la propia Agrupación de Acuarelistas, tanto desde su web como desde los blogs correspondientes a las distintas vocalías.

 
A estas alturas nadie ignora las circunstancias actuales, con los adversos efectos de una crisis económica demasiado larga y aun insuficientemente controlada, que provoca restricciones en numerosos aspectos de nuestra vida diaria. No nos resultará nada extraño ver cómo afectan las parcelas propias de actividades culturales y artísticas como las que nos ocupan.
Plenamente conscientes de ello, los organizadores han puesto en marcha algunas iniciativas llenas de imaginación como la que ellos denominan micromecenazgo compartido, basado en la aportación voluntaria de cuantos deseen contribuir a la feliz culminación de diversos proyectos iniciados.
Este modesto espacio desea convertirse durante algunas semanas en un pequeño centro replicador que permita hacer llegar dichos proyectos a cuantas personas lo visiten y quieran conocerlo con más detalle a través de los cauces reglamentarios, como los arriba citados.
Es una tarea a la que cualquiera se adhiere con gusto, consciente de que, nos guste o no, sea mejor o peor, resultará cada vez más necesaria en el futuro la involucración de la sociedad civil, es decir particulares y sus asociaciones, para resolver nuevos problemas y necesidades.
Es de esperar que no se resientan demasiado y permanezcan accesibles suficientes espacios públicos donde poder exponer las muestras colectivas que se realicen en próximos tiempos.

Más allá de las concretas aportaciones que podamos hacer cada uno de nosotros, que en todo caso supone un esfuerzo añadido, en especial al compararlo con el oscuro destino de tantas partidas provenientes de nuestros impuestos reglamentarios, siempre crecientes, es necesario  hacer todavía un esfuerzo más: generar nueva energía creativa, aprovechando si fuera necesario la rabia que podamos sentir a veces, con el fin de conseguir obras de mayor calidad artística, cada uno desde su particular sensibilidad y estilo.

Tengo la convicción de que si cada uno de nosotros podemos elevar nuestro propio nivel, con  mayor razón podremos juntos elevar el nivel global de la Acuarela, de tal forma que seamos cada vez más y más creíbles, con lo que sabremos exigir más eficazmente y acceder mejor a todas aquellas ayudas a las que justamente tengamos derecho.
Así pues, feliz aniversario, Acuarelistas de Andalucía!
 

 

sábado, 21 de diciembre de 2013

La diversidad -y 4

 
 
Empezando como se acababa el anterior post, de nuevo la misma pregunta: ¿Es aceptable o criticable una gran diversidad dentro de la obra de un mismo artista?

Ante todo creo que son una franca mayoría los artistas que dirigen considerable cantidad de su esfuerzo en tratar de obtener una uniformidad que sea visible en el conjunto de su obra, porque suele interpretarse como signo de una cierta coherencia, madurez y personalidad, que posibilita la identificación del autor ante la simple visión de su obra, sin necesidad de leer su firma.

Aunque eso es así, todos conocemos también otros artistas también serios que muestran un particular polimorfismo en su producción, a veces haciendo bandera de tal actitud. Para ellos cada obra debe ser singular, siempre distinta y por ello valoran la similitud como un signo de debilidad, un tic manierista, adjetivo que siempre lleva aparejado una connotación negativa. Lo subjetivo, lo irrepetible debe primar siempre sobre el componente objetivo de la realidad que sirve de modelo, que únicamente debe servir como activador del proceso creativo, autónomo y variable como cada momento de nuestra vida.

Evidentemente nos estamos refiriendo a aquellos casos de diversidad intensa y coetánea, no la que aparece en la evolución del artista en función de su edad y condiciones biográficas, que siempre resulta conveniente, aunque pueda adquirir diversas intensidades en cada caso concreto.

Podemos ponernos de acuerdo en que disponer de una amplia variedad de registros siempre suele ser signo de riqueza y de capacidad, tanto cuando se refieren a las propias temáticas (paisaje, marinas, figura, etc.) como a las gamas cromáticas utilizadas o al propio lenguaje plástico, siempre que se atisbe cierto hilo conductor. No cabe duda de que resultará siempre más difícil defenderse de la acusación de monotonía excesiva, sea temática, de colorido, de lenguaje o técnica.

La respuesta acertada sobre la legitimidad del supuesto exceso en la diversidad mostrada por algún artista en concreto solamente la conoce él mismo. Tan solo él sabe de una forma más o menos consciente los profundos motivos de su polimorfismo pictórico, su verdad, su autenticidad, cuando van más allá de las modas, influencias externas y de la inseguridad personal que puede producir indecisión en cuanto al propio camino plástico en un momento dado. Como también al propio artista le corresponde la responsabilidad de resolver el dilema, corrigiendo o manteniendo tal diversidad.

En tales casos un observador externo, si desea ser responsable, debe tratar de ser tolerante y respetuoso con la actitud de cada artista. Lo que no significa que no sea más partidario de una evolución gradual que de un estatismo absoluto, a la vez que pueda preferir constatar cierta regularidad que interpreta como signo de una mínima convicción intelectual.

Si además el mismo observador percibe algún tipo de paralelismo entre la evolución del conjunto de una obra y la propia experiencia personal del artista, siente mayor tranquilidad. En todo caso, ante la duda siempre hay que escoger la libertad para el artista.
 
***
Aprovecho la ocasión para desear a todos unas Felices Navidades, así como los mejores augurios para el nuevo Año 2014, que ya nos está acechando desde una cercana esquina, con toda la incertidumbre de lo que está por venir, que esperemos sea cada vez más grato, ya que se está haciendo cada vez más necesario.